Se compone de:
●
Una
boquilla (que normalmente está fabricada en
ebonita o en cristal) con una lengüeta (o
caña) sencilla sujeta a ella por una
abrazadera.
●
Un tubo de
orificio cilíndrico compuesto por varias
piezas de madera dura (ébano o granadilla) o
resina sintética llamadas barrilete, cuerpo
superior y cuerpo inferior. En los cuerpos
superior e inferior existen agujeros y
llaves, que se tapan o se presionan con los
dedos, algunos agujeros se cierran con las
llaves presionadas o sin presionar.
●
Un pabellón o
campana. |
El nombre
proviene al añadir el sufijo -et, que significa pequeño, a
la palabra latina clarino, que significa trompeta (pequeña
trompeta). En el Barroco generalmente se utilizaba para
sustituir a ese instrumento, debido principalmente a su
capacidad para realizar cromatismo, cosa imposible de
conseguir en la trompeta natural.
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El timbre del clarinete es
rico en matices y posibilidades expresivas. Junto a la
flauta y el violín es el instrumento más ágil de la
orquesta; puede emitir cualquier matiz extremo en cualquiera
de sus registros, lo que hace de este instrumento una voz
sumamente versátil, dicha capacidad de emitir matices
extremos en cualquier registro es única entre todos los
instrumentos de viento.
○ ● ○
También es uno de los
instrumentos con una de las extensiones más grandes en su
registro: el soprano alcanza más de cuatro octavas (desde un
mi2 y por encima hasta las posibilidades del músico) y los
modernos clarinetes bajos ampliados sobrepasan las cinco
octavas.
○ ● ○
Su característico timbre se
debe a la geometría cilíndrica de su cuerpo, lo que produce
una casi anulación de los armónicos pares, lo que —desde el
punto de vista espectral— lo hace parecido a una onda
triangular. Como consecuencia, cuando el ejecutante abre el
portavoz, el salto de nota no es de ocho notas como en el
oboe, el fagot (cuya geometría es cónica) o la flauta (en la
que, aun siendo cilíndrica, el tubo es un cilindro abierto),
sino de doce (o sea, una octava más una quinta). El segundo
armónico (par) ha sido ignorado. El sistema más generalizado
actualmente en el diseño de las llaves del clarinete es el
Böehm.
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Se han escrito grandes obras y
conciertos para el clarinete, entre los que destaca uno de
los conciertos mejor valorados de la historia, el Concierto
en La Mayor para clarinete y orquesta de Wolfgang Amadeus
Mozart.
Historia
El clarinete tiene su origen en un antiguo instrumento
popular francés: el chalumeau, que era un instrumento de
lengüeta simple con 7 agujeros. En el siglo XVII un
clarinetista alemán llamado Johann Christoph Denner le
agregó una llave para el pulgar de la mano izquierda
(portavoz), que permitía producir una nueva gama de sonidos,
una duodécima por encima de la nota original. Esto marca el
comienzo de la evolución del instrumento hasta su estado
actual, en el que hay fundamentalmente dos tipos de
clarinetes según el mecanismo: el sistema Boehm usado en
casi toda Europa, Asia y América y el Öhler utilizado en
Alemania, Austria y algunos países de ese entorno.
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Igualmente el clarinete ha
participado de la revolución musical que supuso, y supone,
el jazz. Desde su integración incontestable en las primeras
agrupaciones jazzísticas y en las big bands hasta la
existencia de grandes instrumentistas de jazz que tomaron el
clarinete como vehículo de expresión.
Tipos de clarinetes
Existe toda una familia de clarinetes según el registro:
desde sopraninos afinados en mi bemol o fa, hasta
octocontrabajos afinados en si bemol.
Los más utilizados son:
-El sopranino en mi bemol
(también llamado requinto y pitu montañés en Cantabria),
-Soprano en do, si bemol y en la,
-Alto o contralto (en mi bemol),
-Bajo (en si bemol) y contrabajo en si bemol.
Además hemos de agregar dos
tipos de clarinetes muy utilizados durante el clasicismo
musical (que son justamente los utilizados en la mayor parte
de las obras de Mozart):
el clarinete di bassetto (afinado en la), y el corno di
bassetto (afinado en fa).
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En los inicios, y debido a la
dificultad del clarinete para poder interpretar en
tonalidades con varias alteraciones, por su primitivo estado
de evolución, era frecuente la utilización de tres
clarinetes: do, si bemol y la, dependiendo de la tonalidad
de la obra o movimiento. Aún hoy son habituales,
fundamentalmente en el repertorio operístico y en la música
contemporánea.
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Casi todos estos instrumentos
son transpositores. La razón más plausible es que, tras la
evolución del clarinete en los siglos XIX y principios del
XX, al adquirir la capacidad para tocar en todas las
tonalidades, el clarinete soprano en do (hoy en desuso) era
demasiado estridente, por su gran contenido de armónicos
agudos, por lo que se prefirió el clarinete en si bemol (el
más empleado) y en la (con una sonoridad mucho más dulce y
oscura que el clarinete en si bemol). Una vez fijado el
soprano de la familia, los demás miembros se establecieron
en relación a éste.